Nuestra Comunidad reinicia su misión en el Camino de Santiago en este mes de marzo. Vuelve a abrir sus puertas para acoger a los peregrinos que vienen de la diversidad y peculiaridad que enriquecen la geografía y la cultura del mundo entero.
El sentido de nuestra presencia en el Camino viene marcado por nuestro propio carisma.
En Carrión, las hermanas ofrecemos el servicio de acogida de modo concreto en el acondicionamiento del albergue, en un espacio de encuentro con los peregrinos, en el compartir la mesa y experiencias vividas, en la bendición y entrega de la "estrella” (nuestro don comunitario para el peregrino) al final de la jornada.
Es una alegría constatar que siempre recibimos mucho más de lo que damos, porque todo se acoge con gratitud y es una experiencia común la fraternidad universal que se vive.
En la acogida de estos días el número de peregrinos ha variado. El viernes, día 5, vino un grupo de estudiantes universitarios de Madrid con dos sacerdotes y tuvieron que hospedarse en el albergue por el temporal de nieve. Peregrinaban a Santo Toribio de Liébana. Disfrutamos de su estancia, compartiendo la cena, la velada y la oración final del día.
También durante estos días han pasado mayoritariamente peregrinos alemanes, entre ellos un padre y un hijo protestan-tes. Como ellos también otros hacen el Camino en familia: un niño de 10 años y su padre, de Guipúzcoa, peregrinaban en bici; un padre jubilado, de Melilla, caminaba con su hija. Dos italianos que pasaron por el albergue compartieron con nosotras su deseo de encontrar luz.
Terminamos esta crónica expresando la alegría de haber acogido hoy a dos hermanos de la Orden, M. Mariarosa y P. Luciano de Michelle. Con los que hemos tenido un encuentro fraterno en el que nos han hecho partícipes de los trabajos de la Orden.
Con un solo corazón y una sola alma.
Comunidad del Camino